lunes, 28 de abril de 2014

14.- Cordero en caldo de cerveza y cebollas. Pág. 29



Seguimos con la racha de recetas comestibles con pocas variaciones.
En casa hubo muchos reparos para experimentar con esta receta, llevando cordero que está muy rico y si resultaba un desastre incomible, era una pena estropear así el cordero.
Hasta el día que sobro un trozo pequeño del asado, difícil de aprovechar para cualquier otra cosa y candidato a terminar en el cubo de la basura.
Ingredientes:
Restos de asado de cordero (salsa incluida)              Aceite para freir la carne
200 gr. Cebollas pequeñas o cebolletas                     33 cl. De cerveza negra
90 gr. De cebada en grano                                        Pan duro en trozos grandes
Pimienta negra molida y sal al gusto




En una olla grande poner abundante agua y añadir los restos del asado, cuanta mas agua tenga, mas caldo obtendremos y es importante que sea abundante. Dejamos a fuego lento, añadiendo más agua de ser necesario, durante unas dos horas.

Retiramos la carne de la olla y reservamos el caldo restante. Procedemos a separar la carne de los huesos y ya podemos descartar los mismos.






La carne obtenida la pasamos por la sartén para dorarla ligeramente y la añadimos al caldo que teníamos, junto con las cebollas enteras o cortadas en cuartos, la cebada, la cerveza y rectificamos de sal y añadimos un toque de pimienta negra. 











En una media hora, comprobando que las cebollas estén tiernas, estará lista para servir.


El mejor modo de servir este potaje es en cuencos, colocando trozos de pan duro, si es pan de centeno, mucho mejor y vertiendo abundante caldo.









viernes, 4 de octubre de 2013

13.- Galletas de avena saladas. Pág. 55



Esta es una de las recetas mejor proporcionadas y que más ricas salen de todas las que llevo experimentadas hasta ahora. Aunque hay algún paso en el proceso que no queda muy claro cómo hacerlo y es donde toca experimentar…


Como ya nos conocemos que no siempre sale a la primera, hice una primera prueba con ingredientes ya comprados, un paquete de arándanos rojos secos a punto de caducar. En el libro las autoras explican que ellas usaron diez zarzamoras, pero después de contar 20 arándanos y verlos un poquito escaso fui añadiendo hasta que vi que unos cien gramos eran suficientes.


No los rehidraté ni trocee… Por desgracia no se repartieron uniformemente en todas las galletas y las primeras tenían poca fruta y las últimas mucha.

Una vez hechas las variaciones la lista de ingredientes queda como sigue:

275 gr de copos de avena (no instantáneos)             75 gr de miel
25 gr de harina de trigo                                             60 gr de mantequilla
Agua la que se necesite                                             100 gr de frutos rojos
                                                                                  75 gr de piñones
Si se opta por probar la mitad de la masa con cada fruta dividid las cantidades de estas.






Estas cantidades son para alrededor de medio kilo de galletas (y son pocas)
En un bol grande se mezclan los copos de avena con la harina y se va incorporando la manquilla pellizcándola con los dedos para formar lo que se llama miga de pan.




  






Después se agrega la miel y las frutas elegidas y una vez bien mezclados los ingredientes anteriores se añade agua, hasta formar una masa manejable, compacta y que no esté pegajosa. Si os pasáis de agua añadid harina hasta obtener el punto.
Al utilizar bayas desecadas es necesario picarlas y rehidratarlas antes de añadirlas a la mezcla.




Hay varias opciones de frutos. Podéis dividir la masa en dos y hacer la mitad con piñones y la otra mitad con frutos rojos o hacer el doble de galletas o de un solo sabor.
Una vez tenemos la masa a punto se cogen porciones de la misma como para hacer albóndigas y después aplastamos hasta obtener una galleta más o menos circular de unos 5 milímetros de grosor. Si presionamos en un molde circular las galletas parecerán más profesionales.
Hornear a 180º durante aproximadamente media hora. Dejar enfriar y guardadas en una lata metálica, duran una semana.





En casa descubrimos que estaban mucho más ricas las de bayas y después de que desaparecieran en un abrir y cerrar de ojos los primeros experimentos tuve que hornear dos kilos de galletas de bayas.

Están muy buenas también sin las frutas y untadas con quesitos o añadiendo pasas rehidratadas en agua con un poquito de pedro ximenez y usando parte de este liquido para añadir como agua al buscar el punto de la masa.