1.- prologo a modo de declaración de intenciones.

Cuando me regalaron el libro de festín de hielo y fuego (Gracias familia) no cabía en mi de gozo.

Al ojearlo no podía más que pensar por cual de todas las recetas que estaban ahí almacenadas, quería empezar…

 

Mirad que bonito es:

Pero llevo varias recetas ya y he podido darme cuenta que no es todo tan maravilloso como parece, me eche la culpa de los fracasos porque tampoco es que sepa cocinar mucho. Después de analizar la razón de los repetidos fracasos y que me aconsejaran personas que saben más que yo de cocinar, fue una sorpresa descubrir que no toda la culpa era mía, es más, el porcentaje de mi falta de habilidad era pequeño en comparación con otros factores que sumados iban sembrando mis intentos de cocinar las recetas del libro en un rosario de fracasos consecutivos.

En el libro de cada receta solo hay una foto con el resultado final. Desgraciadamente impide, no solo que se pueda apreciar el proceso que lleva al plato en cuestión, sino que además hay alguna foto poco afortunada que no permite apreciar cómo debe quedar.

Y están las medidas… Tazas y cucharas. Después de hacer un primer experimento del que hablaré en futuras entradas… Te dicen que lo de las tazas y todo eso, hay medidores y además tienes tablas por internet.

Así que en posteriores recetas el primer paso fue convertir las cantidades de ingredientes en entendibles gramos y mililitros.

Buscar los ingredientes relativamente exóticos fue otra aventura, como localizar harina de centeno.

En futuras entradas, exploraré una a una las recetas, según las vaya probando, explicando donde tuve las mayores dificultades y porque, haré un paso a paso con fotos de cómo creo que debería quedar y versionaré las recetas con los cambios que haga.

Estoy probando con las versiones medievales en primer lugar y los cambios no incluirán ningún ingrediente venido de América.

Espero que os pueda ser útil.